Toldo azul de monte y mar
Desde el avión se
puede divisar como el toldo azul compite con el mar. La gaviota, confusa, vuela
dudosamente ante la imposición del toldo permanente. Azul es el Mar Caribe, los
jueyes en Piñones, los ojos de Dayanara. ¿Pero el techo de una casa? Eso como
que no cuadra.
En el 1989 el huracán
Hugo dejó sectores sin agua, sin luz, sin escuela. Nos acostumbramos al quinqué
y a la finura de las salchichas Carmela. Mientras tanto el gobierno nunca se encargó
de establecer planes de contingencia. Se dedicaron al beneficio personal e
ignoraron la advertencia. Ahora gracias al mal manejo, demostraron que la sensatez
es un ideal complejo.
En el 1999 la canción
de Santana, “María, María”, inundó la
radio y sirvió como presagio. No se podía ir a ningún lugar sin escuchar la
bendita melodía. Hoy no se puede ir a ningún lado sin ver las repercusiones del
maldito huracán María. Robos y derroches de categoría cinco han jodido a la sociedad.
Rezamos para que el fantasma de nuestros muertos descanse en paz. Mientras empleados
fantasmas forran el bolsillo de un político audaz.
El pueblo despertó
aborrecido hasta el hastío. La indignación los extrajo de la hamaca del olvido,
como perla que se arranca de una concha.
Dejaron el miedo en la almohada y la inercia en la colcha. Se desarroparon de
la sábana que vendaba sus ojos. Decidieron no dormir ni bajo toldos azules, ni
verdes, ni rojos. El pan de piquito se ha acabado y piquito cerró el colmado.
El que venga a chanchullar
terminará botado y arruinado.
Con lo que han
robado podrían cubrir la isla entera con un toldo de oro más efectivo que una
tormentera. Con lo que han despilfarrado podrían tapar las grietas que adornan las
aceras y carreteras de esta isla donde el cabildeo es más intenso que el
perreo.
El traje típico de
Miss Puerto Rico representa al huracán como es de esperarse, pero creo que el
toldo azul debió enfatizarse. Esperemos que gane aunque español no hable, ya
que tenemos problemas más grandes.
El toldo azul,
como el triángulo en nuestra bandera, es ahora una estampa puertorriqueña.
Foto cortesía de
El Nuevo Día: Más de una docena de
residencias tienen toldos azules en el área de Dorado. (GFR Media)
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